Los ahora mutuos ataques en Israel y Palestina no han dejado a peruanos afectados, según informó nuestra Cancillería. En medio del ir y venir de las bombas, sin embargo, la angustia, el terror y el miedo se instalaron en los compatriotas que residen en Israel, muchos de los cuales han corrido a refugiarse en las habitaciones antibombas de emergencia, construidas para proteger a los civiles de ataques como estos.
Rahel Ben Hod dice no tener miedo. No ha sido la primera vez que ha escuchado una bomba en Israel, pero ayer el estallido interminable la hizo correr al cuarto de refugio con sus hijos. Rahel no les teme a las interminables bombas; lo que le da miedo es que su esposo tuvo que dejar la casa apenas iniciado el ataque.
“Esta es otra escala de ataque. Un terrorismo fuera de lo normal. Yo no tengo miedo, tengo paz, pero, en medio de este terror, mi esposo ha tenido que enrolarse al ejército y marcharse de casa, pues es reservista. Ese es mi miedo”, explica a Perú21 nuestra compatriota, quien hizo el servicio militar en aquel país y vive en Ma’ale Adumim, a veinte minutos de Jerusalén. Su esposo tuvo que abandonar la vivienda familiar apenas iniciado los ataques a Israel.
“Los reservistas toman los puestos de los soldados que fueron enviados a la zona de frontera. Mi esposo está haciendo las labores que realizaban estos militares antes del bombardeo”, explica Rahel.
EL CASO DE ANA LUCÍA
“En todo el tiempo que vivimos acá nunca hemos visto un ataque tan brutal, con tanto odio. Los estallidos no han dejado de sonar todo el día, se escucha por todas partes. Es inevitable sentir miedo, no vamos a dormir hasta que cesen los ataques”, relata con angustia para este diario, Ana Lucía Gutiérrez, refugiada con su esposo y su perro en esa habitación especial que hoy los protege de la muerte en Tel Aviv.
“Desde el inicio de los ataques nos hemos comunicado con muchos compatriotas para saber en qué situación se encuentran. Felizmente no se han reportados peruanos fallecidos ni heridos, sé que murió una chilena en el sur de Israel. Habrá que seguir aquí, en el búnker”.
Un inesperado y brutal ataque del grupo terrorista palestino Hamás desde la Franja de Gaza tomó desprevenida a una Israel en su día sagrado. La sorpresiva y múltiple ofensiva islamista lanzada por tierra, mar y aire ha dejado unos 300 muertos y más de 2,000 heridos, en lo que constituye la mayor acción en ese territorio en décadas.
Un ataque sin precedentes, que no pudo ser advertido por la agencia israelí Mossad, uno de los servicios de Inteligencia más eficientes del mundo, y que incluyó la descarga de unos cinco mil cohetes y la infiltración a través de la muy protegida frontera, considerada inexpugnable y vigilada por uno de los ejércitos más avanzados del planeta.
Aldeas con familias enteras en su interior fueron destrozadas. Decenas de civiles han sido masacrados y asesinados sin piedad y muchas mujeres arrastradas por las calles, terminaron violadas y llevadas a la fuerza a Gaza, según muestran imágenes difundidas por medios locales, que dejan ver, además, cadáveres en una carretera en Sderot y cómo se disparó contra muchos niños.
Israel declaró el estado de guerra después de esta feroz ofensiva terrorista y lanzó ataques aéreos en los que murieron civiles y militares palestinos, desatándose una guerra abierta. Decenas de cazabombarderos empezaron a bombardear Gaza, controlada por Hamás desde 2007, en una operación denominada Espadas de Hierro.
En Gaza, el Ministerio de Salud palestino informó que unos 232 palestinos han muerto y más de 1,600 están heridos.