Desde comienzos de 2021, muchas cosas han cambiado en Alianza Lima —y en todo el universo que rodea al club—, pero, durante estos años, hay una figura que se mantiene en lo más alto: Barcos es el jugador más determinante del club, se vaya quien se vaya, venga quien venga.
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Salidas y llegadas de técnicos y el adiós de socios futbolísticos (Lavandeira, probablemente, el más importante); nada de ello ha perturbado en lo más mínimo el nivel del argentino, quien fue y sigue siendo a quién llamar cuando las papas queman. El partido ante Mannucci ha sido un déjà vu de las incontables veces en las que el ‘pirata’ salvó el día.
“Siempre se mostró dispuesto, pasara lo que pasara en el TAS”, comentó recientemente Carlos Bustos, responsable de su arribo a La Victoria. Y es que Hernán Barcos llegó a Lima en el momento más oscuro de Alianza, listo para jugar en Segunda. Hoy, 42 goles después, es el máximo goleador extranjero en la historia de la institución, ídolo indiscutible para los hinchas más jóvenes, un salvador para los más antiguos, y una figura digna de admiración para todos.
