Este año se cumplen 50 años del estreno de la mejor película de terror en la historia del cine: El exorcista, una joya del séptimo arte que marcó un hito y aterrorizó a los espectadores de diversas partes del mundo en 1973. En Perú, un amante de lo paranormal y especialista en el género ha creado la Casa Museo del Terror, donde tiene una habitación dedicada a Regan, la niña de 12 años, a quien poseyó un demonio tras jugar la ouija. Se trata de Emilio Obregón, economista conocido como el ‘Ed Warren peruano’, quien luce muy orgulloso su preciada e impactante colección.
¿Cómo surgió la idea de crear un museo del terror?
Yo soy un coleccionista por naturaleza. Primero comencé a juntar objetos antiguos, que iban con la temática de la casa. Luego me regalaron un muñeco de tamaño real que vendían en un festival de horror de un centro comercial y desde ahí empecé con todo esto.
¿Cómo está conformada su colección?
Tengo más de 6,700 artículos que convierten a mi colección en la más grande del mundo. Hay animatronics, muñecos, juguetes, ouijas, obras que mandé a hacer a artistas de Bellas Artes, ventrílocuos. Varias de las piezas las he traído del extranjero. Incluso, tengo más de 140 objetos con pasado paranormal. Algunas personas me han buscado para darme, por ejemplo, un ventrílocuo, una cámara, o algún artículo que consideran que está causando situaciones extrañas a su alrededor. Los recibo con un poco de escepticismo, pero si se han tomado el tiempo de buscarme y llevármelos debe ser por algo.
Es fanático de las películas de terror, precisamente tiene un cuarto dedicado a El exorcista, ¿cómo nació el gusto por este género?
Yo crecí en la década de los 80, que fue donde aparecieron los íconos del terror. A los 8 años vi mi primera película de este género y ahí se inició todo. El exorcista es la mejor película de terror, han pasado 50 años desde su estreno y hasta ahora no han podido hacer otra igual o mejor. A diferencia de otras películas con Freddy Krueger o Jason, El exorcista tiene una trama diferente. Regan no es una persona que viene y te mata, pero sabes que está poseída y puede hacer daño. Al final, Freddy terminó siendo más un payaso que un asesino, un niño puede jugar con Chucky o Anabelle, que son un chiste, pero no con una figura de Regan.
El inmueble tiene un aire antiguo, preciso para albergar el museo. ¿Cómo lo eligió?
Compré la casa hace unos 20 años. Me gustó porque tiene más de 100 años de antigüedad y el ambiente que tiene, con poca luz y con un arco en la sala, la hace precisa para este museo y le da un toque especial. Antes estaba ambientada como una cabaña. Por cosas del destino, nunca pude vivir en la casa, así que fui trayendo las cosas que compraba y así nació la Casa Museo del Terror.
¿Cuál es el artículo más singular o extraño que tiene en su museo?
Tengo una muñeca que fue utilizada en un ritual de vudú en México. Pero dentro de mi colección de El exorcista, tengo dos animatronics de escenas clásicas de Regan, la niña poseída, que traje de Estados Unidos y son mis predilectos. Ambos son de edición limitada, lo cual los hace difícil de encontrar. También tengo un kit de exorcismo del siglo pasado que me vendió un sacerdote alemán retirado.
Muchos se preguntarán cómo es que un economista serio puede tener un pasatiempo y una colección tan peculiar.